MUTUO
Méndez Núñez, 7
08003 Barcelona
Vivimos en una sociedad «fit», donde los gimnasios son templos de transformación hacia un estereotipo globalizado. El culto al cuerpo planifica y controla nuestras rutinas diarias y acaba moldeando nuestra identidad, alimentando la industria del fitness, que no hace más que crecer.
Al mismo tiempo estamos en la era de la información, de los datos; se dice que tener información es poder, y podemos aplicarlo también a este paradigma. Diseñamos nuestro cuerpo en los gimnasios introduciendo datos (15 repeticiones de sentadillas durante 3 series, 100 gramos de arroz…) para construir el cuerpo ideal y al mismo tiempo ganar poder individual. La belleza acaba siendo algo medido, pesado, equiparado y comparado.
Los cuerpos que visualizan esto de forma más extrema son los culturistas. Cuerpo de masa, cuerpo corporal y de datos, que representa un ideal corporal de poder. Todos vemos a este grupo social alejado de nuestra realidad, pero los culturistas del pasado son los seguidores del fitness del presente.
El deporte actual se ha convertido en una compleja actividad comercial, política y social. El cuerpo sano acaba confundiéndose con el cuerpo estético, moldeando a su antojo los cánones de belleza y nuestra autoestima. Y nosotros acabamos enredándonos siguiendo estos estos rituales de datos.
The body on display
Exhibimos un cuerpo construido con esfuerzo y sacrificio. Y con él, un sentimiento de autosatisfacción nos llena. En el pasado, cultivar la fuerza muscular tenía un sentido práctico: transportar troncos para encender hogueras, defender nuestro hogar, etc. La era contemporánea trabaja la fuerza para ensanchar músculos con un objetivo estético y estático, cuya finalidad única es la exhibición.
“¿Qué sientes al subirte a la tarima como culturista?”
El audio corresponde al testimonio de mi propio entrenador del gimnasio.
High extreme power bodypuzzle workout
El cuerpo se convierte en proporciones, la belleza clásica procede del equilibrio de las partes, de la mesura perfecta con que se trabaja cada uno de los detalles. Por tanto, el culturista, igual que el escultor, disecciona el cuerpo en pequeños fragmentos, que deben ser perfectos en su concepción, pero también en su montaje. El cuerpo-culturista es un cuerpo-puzzle; pero también un “cuerpo de firma”, ya que cada uno de sus fragmentos se moldea a “la manera de”. El cuerpo perfecto se vende a “trozos” y se compra a “plazos”, y algunos de estos tardarán años en cumplirse, incluso es posible que nunca se alcancen.
Seguimos referentes corporales para transformar nuestro cuerpo, y mayoritariamente acaban siendo los famosos que vemos en los medios de comunicación. Esta rutina ha sido creada recogiendo datos de personas que han adquirido poder social y se han convertido en referentes gracias a una parte de su cuerpo. Esta encuesta se ha realizado por instagram y en gimnasios donde nos han dado estas respuestas.
Data body trophies
Para conseguir poder parece imprescindible tener un cuerpo fornido y musculoso, este se ha utilizado como un símbolo y por tanto como una forma de comunicación. Por ello, cuando nos proponemos “mejorar nuestro físico” o “empezar con la operación bikini” en el fondo perseguimos la idea autoimpuesta de éxito en la era contemporánea.
Acabamos en los gimnasios transformando el cuerpo de una masa informe a un cuerpo esculpido y a la vez construyendo una iconografía del supermúsculo que significa “poder”.
A partir de las preguntas “¿qué parte de tu cuerpo te hace sentir poder?” y “¿qué parte de tu cuerpo te hace sentir inseguridad?” se esculpen y moldean estos cuerpos. Las respuestas de poder dan volumen y las de inseguridad lo desinflan. La encuesta fue realizada de manera digital y también analógica en distintos gimnasios . La separación entre sexos responde a la propia distinción que se hace en estos centros deportivos.
Community control scale
El cuerpo fitness existe porque otro lo mira. Esta transformación hacia el poder no tiene sentido si no se puede ser observado, ¿seguiríamos deseando estos cuerpos si viviéramos solos en el mundo?
Nos examinamos, juzgamos y comparamos, reflejamos nuestro cuerpo en el de los demás. Acudir al gimnasio implica someterse a un bombardeo de miradas evaluativas, implica adentrarnos en el nuevo panóptico contemporáneo.
La salud se ha convertido en una cuestión de clase, donde juzgamos a los que no encajan en este modelo tomando valores superficiales, como el peso y las medidas. Controlamos al individuo fitness a través de números hasta tal punto que 3 de cada 4 personas en España reconoce no estar contento con su peso actual.
En este modelo social el cuerpo es un símbolo identitario, y cómo lo trabajamos refleja lo que queremos ser:
Dime cómo trabajas tu cuerpo y te diré quién eres. ¡Pésate y así nos conocemos!
Esta balanza no da el peso personal, sino que visualiza el total de todos los que hemos pasado por aquí, reforzando el sentimiento de comunidad y control que se establece en los gimnasios.
Viral bench press
Pero no solo nos miramos, también buscamos la aprobación exterior. Nos subimos a nuestra propia tarima en las redes sociales, exponemos con poses y nos valoran con likes. Nuestra competición se traduce en el feed de instagram. Producimos nuestro cuerpo para inmortalizarlo en una foto, sin esta imagen no tiene sentido nuestro sacrificio. Los gimnasios se han convertido en los centros donde más selfies nos tomamos, actualmente el hashtag #gym tiene 208.566.606 publicaciones de las cuales 9 de 10 son selfies. Ante un mundo de imágenes, nuestro esfuerzo adquiere valor cuando se traduce en una fotografía posteable.
¿Quieres ser viral? Con esta máquina conseguirás que los followers se te tripliquen en cada serie de ejercicios. Sube el peso en relación al impacto en redes que quieras conseguir, ¡cuanto más peso más likes!
Narcissus machine
Pero en los gimnasios no solo nos observamos entre nosotros, pasamos la mayoría del tiempo mirándonos y buscando nuestra propia aprobación: estamos en la era del yoísmo y del continuo culto al ego.
En los espejos diseñamos el ego como si fuéramos escultores, utilizamos los datos para saber como ganar el volumen o para reducirlo. Ganamos poder en cada serie, en cada repetición, subimos el peso… Calculamos nuestros movimientos para producir la imagen que queremos ser, siguiendo las mismas leyes que rigen al consumo: la inmediatez y la utilidad.
Actualmente el 30% de los españoles afirma controlar las porciones que come, contando las calorías y el 71% sigue rutinas fitness diariamente desde el smartphone.
Ahora, Narciso no sólo se ha enamorado de su imagen, sino que la ha producido, necesitando exhibirla.
La máquina Narciso te permite trabajar el culto al cuerpo y el culto al ego al unísono. ¡No dejes de mirarte mientras piensas en quién quieres ser!
Prayers for mass fitness
En España operan más de 4000 instalaciones deportivas y generan un negocio de 2291 millones de euros. Actualmente hay inscritos en los gimnasios más de 5,5 millones de usuarios, quintuplican los usuarios inscritos en clubes de fútbol. En youtube hay más de 30 million fitness videos y el challenge #fittok en Tiktok supera los 2 billones de repeticiones que ni en 900 mil años acabaríamos de verlo todo. Se ha construido una comunidad desmedida que se comunica por revistas, redes sociales, blogs y gimnasios. Nos hemos acostumbrado a un bombardeo de mensajes que se alejan del sentido sano del deporte y que ya hemos normalizado, creando todo un imaginario moral. Queremos destacar entre la multitud y conseguir confianza en nosotros mismos, pero en realidad acabamos por convertirnos en masa.
Esta masa habita en los gimnasios, y se han convertido en los nuevos templos donde se va en busca de desconexión, paz y placer. Lugares donde hablar parece que esté prohibido y donde la imagen saludable se ha convertido en un principio divino. Seguimos rutinas donde el sacrificio personal se traduce en forma de sudor y tiempo, con rituales altamente programado con el deseo de mejoramiento constante de uno mismo; Separamos la comida entre “pura”, como el arroz con atún, e “impuras”, como la pizza; buscamos lo “high protein” o “no sugar added” cómo evangelios en nuestros supermercados; Y entonces acabamos cegados en un hedonismo corporal, pero ¿realmente este esfuerzo produce una vida más satisfactoria? Bienvenido a la nueva religión contemporánea: We are bodybuilders.
Los mensajes del culto al cuerpo se nos inculcan diariamente como si fueran plegarias. Estos 120 son mensajes reales de revistas, cuentas de instagram, webs de entrenamiento y gimnasios que nos hacen cuestionarnos el papel de la libertad personal sobre el cuerpo.